La banda, medio madrileña, medio malagueña, acaba de lanzar su segundo disco, ‘Sentido del espectáculo’. Un álbum que viene a confirmar que aquel ‘Centro Dramático Nacional’ con el que se vistieron de largo hace tres años no era un capricho. Llegaban para quedarse. El anterior disco superó todas las expectativas, era el verdadero examen y tuvo buena acogida en general. Había que superarlo. Ese rollo de que el segundo es más difícil, es cierto, reconoce. Pero cuando no ha pasado ni un mes de su publicación, la banda da por superada la prueba. Su nombre aparece en multitud de revistas digitales y páginas online. En la escena se habla de ellos, alaban su trabajo y les auguran un futuro prometedor.
Y todo empezó casi por casualidad, de un encuentro entre Jorge y Álvaro García (voz y guitarra), dos malagueños en Madrid a quienes presentó un amigo común también del sur. Jorge se plantó en la capital para buscar trabajo tras estudiar Ciencias Audiovisuales en Málaga, y lo ha encontrado en una empresa de nutrición. Álvaro, enfermero, llegaba de Barcelona donde había ejercido su profesión. Hablando de todo y nada, decidimos montar la banda de cachondeo, sin pretensiones, explica Jorge. Poco a poco, la cosa fue creciendo con la incorporación de Pablo Garnelo (guitarra) y Jorge ‘Milky’ Ballarín (batería), el más joven del grupo con 22 años. Jorge y Álvaro son los veteranos, de 33 y 32 años. Otro amigo de Málaga les sugirió el nombre, y a falta de uno mejor y casi por pereza, Biznaga se quedó para los restos.
Juntos han construido un estilo marcado por las influencias dispares de cada cual. Aunque huyen de etiquetas, Biznaga es una banda de punk garage que cuida las melodías y también las letras. En España el común de la gente, poco documentada en la materia, tiene una idea equivocada, o muy reducida al cliché, de lo que es el punk, lamenta Jorge. Él, al que algunos ya llaman Jorge Biznaga, firma los textos, himnos de rabiosa actualidad que hablan de la vida en la ciudad, de las nuevas tecnologías, de la vida nocturna, del desencanto en general. Y siempre en español, un reto nada fácil en una música de raíces anglosajonas. Reconoce Jorge que hay cierto pesimismo en lo que escribe. Siempre veo el vaso medio vacío y así me salen las letras, soy así de cabrón, sentencia. Son el espejo de su tiempo, pero él lo deja claro: No nos consideramos voz de ninguna generación, ni de nadie en particular.